La hora más larga.

Llegamos al alba, expectantes por ver el resultado del cristal espía recientemente instalado en el Hide Milvus, cogujadas y calandrias cantaban a nuestro alrededor mientras las luces del día crecían lentas, hacía algo de frío. Sobre las ocho un milano negro nos obsequió con unas pasadas sobre las carcasas de pollo, puestas allí con intención, cogió un pequeño pedazo sin posarse y se alejó con él, con la consiguiente decepción por nuestra parte. Poco más tarde volvió el milano, acompañado por cuatro o cinco más de su especie, dando vueltas y pasadas a la carne sin decidir posarse. En esto, me di cuenta que con el cristal parecía estar viendo una película panorámica de lo que allí sucedía, las vistas eran alucinantes, habría que esperar a ver cómo quedarían los fotos después de tratarlas en el ordenador. A las nueve treinta el cielo comenzó a cubrirse de leonados haciendo círculos en una térmica, el débil viento que hacía venía de frente a nosotros y de pronto los buitres comenzaron a pasarnos, viniendo de nuestra espalda, casi rozando el hide posándose a escasos metros, empezando a dar buena cuenta de la carne, a estos se sumaron cinco o seis buitres negros, un alimoche y dos parejas de cuervos (especie que hasta ahora se me había resistido) y en menos de una hora acabaron con la comida que allí había. Las cámaras echaron chispas, la mía comenzó a darme mensajes de error varias veces hasta que le quité la empuñadura (cuánta razón tenía Jacinto al decirme que me comprara una de marca). Al final este ha sido uno de los días que más gigas he tirado algo bastante extraño porque no suelo hacerlo.

Muestro aquí algunas fotos de esta jornada, espero que os gusten.

Canon 7D + Canon 300 mm. f/4 + hide Milvus de hidephotoextremadura.